Nació en
Tortosa el 27 de diciembre de 1.806. Su padre, José Cabrera, era marino
mercante y murió cuando Ramón apenas tenía 5 años.
Por
voluntad materna inició la carrera eclesiástica, pero en 1.833 dejó el hábito
para sumarse al levantamiento carlista a favor del pretendiente Carlos María
Isidro, incorporándose a las tropas carlistas que habían tomado Morella, donde,
gracias a su formación, rápidamente ocupó el cargo de secretario de los mandos,
convirtiéndose en hombre de confianza de Marcoval, cabecilla carlista de la
zona.
En 1.834
fue ascendido a coronel y en el año siguiente, tras la muerte del general Manuel
Carnicer, se convirtió en comandante general interino del Bajo Aragón,
estableciendo su puesto de mando en Cantavieja.
A pesar de que la estrategia del ejército liberal fue desde sus
inicios extremadamente cruel y feroz, buscando el exterminio de las guerrillas
carlistas, Cabrera mantuvo durante los dos primeros años de guerra una actitud
de respeto por los prisioneros que hacía, a los que liberó en varias ocasiones.
Hasta que los liberales fusilaron a su
madre, en represalia por el fusilamiento de los alcaldes de Torrecilla y
Valdealgorfa, tras lo que la guerra se volvió muy sanguinaria, surgiendo
entonces su leyenda negra de sanguinario y cruel, de la que nacería su apodo
del "tigre del Maestrazgo".
En 1.836 y 1.837 tomaría parte en
las dos mayores expediciones militares carlistas de la guerra, primero en
Extremadura y Andalucía, donde una acción directa de Cabrera permitió la
ocupación de Córdoda, y después, en la llamada Expedición Real, llegaría hasta las puertas de Madrid, donde esperó en vano la orden del pretendiente de atacar
a la capital que estaba desguarnecida.
En 1.838 tomó Benicarló y Morella,
a la que convirtió en la capital del territorio bajo su control, defendiéndola
con éxito de los ataques del general Oráa, lo que le valió el título de Conde
de Morella concedido por el pretendiente. Ese mismo año derrotó a las mejores
tropas liberales en Maella.
Sin embargo, en 1.839 se firmó entre los
generales Baldomero Espartero y Rafael Maroto
el convenio de Oñate o de Vergara, que supuso la disolución del ejército carlista del Norte,
lo que Cabrera consideró una traición y prosiguió la lucha al mando de 25.000
hombres hasta mayo de 1.840 en que el general Espartero ocupó Morella.
Finalmente, Cabrera y algunas de sus tropas consiguieron cruzar la frontera con
Francia el 6 de julio de 1.840, poniendo fin a la guerra.
Después de un corto periodo confinado, por
orden del gobierno francés, en los castillos de Ham y Lille, Cabrera se
estableció en Lyon durante varios años.
Entre 1.846 y 1849 tuvo lugar la segunda
guerra carlista o guerra "dels Matiners", que se centró
principalmente en Cataluña, interviniendo Cabrera a partir de 1.848 en que,
siguiendo las órdenes del nuevo pretendiente Carlos VI, aún sin creer en las
posibilidades de victoria, se puso al frente de las partidas carlistas en
Cataluña, Aragón y Valencia. Acabó siendo derrotado y regresó de nuevo a
Francia en 1.849, siendo entonces encarcelado en Marsella.
En 1.850 marchó a Inglaterra donde se casó con
Marianne Catherine Richards, una joven heredera de una rica familia de
comerciantes y abogados ingleses, pasando a residir en Wentworth, cerca de
Londres, donde disfrutó de una vida próspera y relajada, aunque seguía desde la
distancia la vida política española, ayudando económicamente a la causa
carlista. Incluso en 1.869 le visitó el nuevo pretendiente Carlos VII para
proponerle una nueva insurrección, pero su percepción del carlismo en el
contexto político español había cambiado durante ese tiempo y rechazó la
propuesta.
La evolución de Cabrera le había
apartado del carlismo, y sus encuentros con Prim, o sus embajadores, y con
Sagasta, que también lo visitó en su casa, terminaron por llevarle a la
aceptación de Alfonxo XII en 1.875.
Tras una larga enfermedad falleció
en Wentworth el 24 de mayo de 1.877.
Román Marzal, 4ºA
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