miércoles, 28 de marzo de 2012

FASCISMO Y PROPAGANDA

Los movimientos fascistas tuvieron una característica que ejercía notable importancia para ganarse el apoyo de las masas: la propaganda.
Tanto Mussolini como posteriormente Adolf Hitler, se tomaban muy en serio este aspecto. La propaganda del régimen nacionalsocialista se basaba en mostrar al pueblo la gran meta final, sin aludir a los medios para llegar a ella. A parte, se ejercía la presión del miedo. El líder carismático era considerado como un Dios. Todo esto conducía a un gran dominio psicológico sobre el pueblo.
El propio símbolo gráfico del fascismo era el de la violencia: el fascino, del latín fasces, haz de varas, que según la leyenda histórica tiene origen en el primer cónsul de Roma, Brutus (VI a.c.), quien hizo apalear públicamente a sus hijos y matarlos a hachazos por haber conspirado contra el Estado. Este instrumento de castigo, inspirador de temor, se convirtió en símbolo del poder en Roma.
Entre los factores visuales utilizados para atraer a las masas, se observa el predominio del color rojo, al que se le atribuye una acción  excitante y es utilizado generalmente por partidos de izquierda o revolucionarios y los uniformes militares de colores vistosos. 
Para actuar sobre los sentimientos de amor y alegría, se utilizaban los bailes públicos, las tonadas populares, o desfiles con la presencia de gimnastas o flores.
En los mítines, había que tener en cuenta la habilidad de los oradores para alternar lapsos de tensión discursiva con comentarios relajados, manteniendo así a la multitud expectante.


Aida Mejías. 1º Bachillerato.
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